
La pandemia sigue expandiéndose y las entidades del estado mantienen un estricto control con normas que nos obligan a quedarnos en casa. Entre más tiempo pasa, en la gente aumenta el temor y la ansiedad por el aislamiento. ¿Por qué? Porque hay incertidumbre, temor y falta de contacto físico con otros seres humanos y la naturaleza.
Entonces, ¿cómo podemos ayudarnos para recuperar nuestra estabilidad emocional y vencer la ansiedad por el aislamiento?
Empecemos por entender algunos conceptos.
¿Qué es la ansiedad y cómo se produce?
Muchas veces asociamos la ansiedad con el estrés o enfermedad mental, sin embargo, son diferentes.
El estrés es una función del organismo que nos permite responder a situaciones que se presentan bruscamente, que son desconocidas, y que significan un peligro para nosotros. Gracias a este podemos responder de manera rápida, como el momento lo amerita.
Entonces el estrés es bueno, porque te permite estar alerta y atento ante situaciones que representan un riesgo para tu vida. Sin embargo, hay un momento donde este se convierte en algo patológico, porque aumenta su intensidad y permanencia en nuestro organismo y supera nuestra capacidad para sostenerlo.
Usualmente el estrés patológico es la respuesta a la ansiedad, que se produce cuando nuestra mente está constantemente girando alrededor de estas ideas:
1) Evalúo la situación que está alrededor de mí y me encuentro en estado hiperalerta buscando posibles amenazas.
2) Reviso toda la información que tengo en mi cabeza para poder accionar según el momento.
3) Empiezo a ensayar posibles soluciones y hacerme preguntas auto respondidas como, por ejemplo: ¿Y si hago esto? -No, mejor no; ¿Y si hago esto otro? -Pero puede pasar esto.
Estas, son conductas que producen ansiedad.
Cuando esto pasa, nuestra mente y cuerpo trabajan en paralelo. La mente empieza a enviar señales para que funcionen los órganos privilegiados que nos permitan movernos más rápido, como por ejemplo el aparato cardiovascular. Se acelera el corazón, aumenta la presión arterial para que la sangre llegue al cerebro, se acelerará nuestra respiración de manera que tanto los músculos como el cerebro reciban el oxígeno que necesita.
Básicamente la ansiedad no es más que una función adaptativa para resolver los problemas. Cuando todo lo que se ha señalado anteriormente está presente sin una razón que lo justifique, entonces la ansiedad se vuelve un trastorno.
Hoy, por la situación de contingencia, muchas personas están viviendo particularmente ansiedad por el aislamiento.
¿Por qué?
Porque es una circunstancia atípica, no se puede planear el futuro, no se sabe qué puede pasar con el trabajo, con la economía y con el estudio de los hijos.
¿Cuáles son las dos situaciones más comunes que causan ansiedad por el aislamiento?:
1) La preocupación por los eventos externos: el virus, la economía, el empleo. Ante esta situación te haces preguntas como: ¿qué va a pasar?, ¿saldremos bien de esto?, ¿sobreviviremos a esta pandemia?, ¿será que estoy contagiado?
2) Por otro lado, somo seres sociales y el aislamiento nos abruma, va en contra de nuestra naturaleza, despierta la sensación de alienación y sentimos la necesidad de estar en contacto con la gente. Quizás estamos lejos de familiares, sin ningún contacto con árboles y aire fresco y muy posiblemente nos empiece a jugar la mente después de tantos meses de encierro.
¿Por qué un virus como el Covid-19 puede generar más ansiedad que un desastre natural o una guerra?
Los medios han comparado a la pandemia con los desastres naturales o guerras, pero en realidad podría ser peor.
¿Por qué?
Porque con un desastre natural sabes de dónde viene el problema y cómo se origina, en otras palabras lo puedes ver. En cambio, la incertidumbre que se genera ante el peligro de un virus es muy nociva, sabes que está, pero no lo puedes palpar, no es tangible.
En la otra esquina esta el caso de las guerras, donde tú conoces al enemigo y tienes la oportunidad de esconderte. Sin embargo, al Covid-19 no lo puedes ver, y se han encargado de magnificarlo a tal punto, que tu mismo puedes ser el enemigo, puedes contagiar a tu familia, todos somos potencialmente, incluso los niños, la amenaza está en todas partes.
¿Qué podemos hacer para contrarrestar la ansiedad por el aislamiento?
Existe una opción bastante económica y sencilla que te permite alcanzar vida plena y salud mental.
Se llama Mindfulness
¿Qué es Mindfulnees?
Es un estado de consciencia de calidad y de atención pura, que crea un estado de integración y estabilidad entre mente y cuerpo, es una de las neurociencias que nos ayuda de manera integral como un complemento medicinal.
Muchas veces creemos que la vida es la que complica nuestra mente, cuando en realidad es, al contrario. En estos casos el Mindfulness nos enseña que la mente ha sido condicionada de tal manera que complica la vida. Por eso, es necesario, reeducarla de manera artesanal con la intención de hacer consciencia y recanalizar todo aquello que nos hace sentirnos ansiosos, para llevarle un mensaje diferente a nuestro cerebro, que a su vez, le dará instrucciones al cuerpo para mantener la estabilidad necesaria y así, vencer la ansiedad por el aislamiento.
El Mindfulness como medicina artesanal es muy versátil, no tiene edad base, ni límite para usarla, por lo que es útil para toda familia. Además, es excelente alternativa, pues no tiene contraindicaciones lo que la hace la mejor opción para vencer la ansiedad por el aislamiento.
Tomemos el control de nuestras emociones:
Cada uno de nosotros nacemos con la capacidad de conectar con nuestras emociones, automotivarnos, controlar impulsos y vencer frustraciones.
Para esto, queremos invitarte a que realices el siguiente ejercicio.
– Ponte en una posición cómoda, con la columna erguida, relaja el cuerpo y con los ojos cerrados, mantén en reposo tu mente durante 3 minutos (puedes usar un temporizador para contabilizar) déjate ir, soltando tensiones y preocupaciones, como si acabaras de realizar una tarea difícil. Ahora, solo limítate a mirar lo que está a tu alrededor sin intervenir, todo es parte de la experiencia. Concéntrate en lo que ves y repite en voz alta: cuadro, zapatos, mesa, silla, muñeco etc.
– Tal vez aparezca un ruido en el lugar donde te encuentras, a pesar de este continua con el ejercicio.
– Luego, cuando suene tu temporizador evalúa cómo te sentiste, no te hagas preguntas de sí estuvo bien o mal, más bien enfócate en valorar ese momento de consciencia, donde tu mente trabajaba y aun así lograste mantener la calma por lo menos unos segundos.
¿Quieres conocer una herramienta que le brinda bienestar a tus colaboradores? Escribenos.
Tenemos un programa que se llama La Maestría de las Emociones, diseñado especialmente para estos momentos donde la ansiedad por el aislamiento está creciendo.
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